Dígale, agente, que no tuve más remedio que matarle, usted seguro que podrá explicárselo mejor que nadie. Era de ley matar al hombre que me condenó injustamente, que me quitó veinte años de vida mandándome a prisión. Ahora que el señor juez se jubiló, yo se los he quitado a él con esta misma pistola que usted ve ahora en mi mano.
Y así se cierra el círculo ahora, agente, con usted que creó las pruebas falsas para inculparme. Haga que él también sepa la verdad cuando lo encuentre en el más allá.